nuestras miradas se pierden en el horizonte....
pero se reencuentran por algún rincón del presente
nos basta un abrazo para unirnos en el mismo barco
y sabemos que dependemos mutuamente el uno del otro
por eso respiramos y navegamos al mismo ritmo compartido
como si hiciéramos un ritual musical
conseguimos la complicidad del otro
y observamos nuestros progresos hacia la madurez y el equilibrio
no perdemos nunca nada, tal vez alguna que otra mirada...
por aquello de que somos cada uno diferentes
pero no mostramos debilidad alguna sino fuerza y coraje....
para llevar a buen puerto nuestro timón